¿Existe una Cocina Patagónica? Claro que sí.
Desde que el salmón del Pacífico encontró una ruta entre ríos de montañas y lagos helados en su búsqueda milenaria y aventurera.
Desde que los primeros habitantes descubrieron que las maderas del ciprés servían para ahumar el guanaco y choiques y cisnes de cuello negro y así conservarlos por más tiempo y darles sabor, la cocina patagónica fue sembrando sus cimientos.
Luego vino el europeo y de este sincretismo incorporó el paté al ahumado. Y el europeo trajo el jabalí y el ciervo y sembró de truchas los ríos. Y al ahumado de ciprés le agregó maderas de manzanos, guindos, cerezos.
La cocina patagónica fue sembrando de buenas ideas y de exquisitos sabores su vasta región para que todos cosechemos de esos frutos.